jueves, 11 de mayo de 2017

Manzanas, peras, cerezas y viejas arpías (Final)

Las pequeñas campanadas que emitía internet tras cada pulsación me sobresaltaban de forma esperada, el lago de los  cisnes en versión cibernética comenzó a sonar y la taza de café que sostenía entre los dedos volvió a volar como un pajarillo, salpicando el lechoso contenido sobre lo que pilló en su recorrido, el estallido de la loza sobre el suelo rebotó en los oídos como una bomba.

--¡Joder! –exclamé oprimiéndome el pecho, notando los latidos tan rápidos que era imposible contabilizarlos.
--¡Diga! – contesté sobresaltada por el alboroto, sosteniendo el auricular del teléfono con cierto malestar--.
--¿Cómo estás?. Me has dejado preocupado. ¿Qué te pasa te noto muy alterada?.
--Nada, estaba la casa en silencio y me he sobresaltado.
--¿Pero estás bien?.
--Si, quédate tranquilo que no pasa nada, --y en la voz se leyó la necesidad de deshacerme de él --.
--¿Quieres que vuelva cuando termine o prefieres que lo deje para otro día?.
El silencio volvió a descubrir el estado de ánimo.
--Te pido que si he hecho algo incorrecto me lo digas, por favor, --volvió a increparme con la pregunta --.
--Gabriel, siento todo esto, vuelve cuando resuelvas tus cosas y no te preocupes más.
--Bien, -- dijo por aburrimiento y no por convicción.
Colgué el teléfono y supe que tenía poco tiempo para aclarar mis dudas. La visión de aquellas alas negras, significaban algo, estaba segura y entonces escribí lo que llevaba temiendo toda la tarde y la campanilla de aviso que la página había sido encontrada, sonó como el doblar de campanas por un muerto.

El arcángel volvió a la tierra con perfil de mancebo, embajador y mensajero de justicia.
Gabriel uno de los tres arcángeles principales, los únicos ángeles con nombre. En la tradición bíblica considerado ángel de la muerte, mensajero de Dios, es quien vigila la entrada al Edén para evitar que entren los hijos de Adán y Eva.
Gabriel es definido de muchas formas, entre ellas ángel de la anunciación, resurrección, misericordia, venganza, muerte y revelación.
Arcángeles, una categoría de ángeles. Los arcángeles son los penúltimos, antes de los propios ángeles, (tal como indica el prefijo “arc”, que significa superior). La palabra “ángel” deriva del griego “ángelos”, significa mensajero, cuyas responsabilidades incluyen la organización armoniosa del universo habitado.
Los ángeles son seres inteligentes, capaces de sentir. Son una especie diferente a la especie humana. Existen en una frecuencia vibratoria levemente más fina que aquella con la que nuestros sentidos físicos están afinados. Esto significa que no podemos percibirlos comúnmente con nuestros ojos y oídos, pero ellos si pueden percibirnos a nosotros. 

 La voz de Gabriel resonó a mí espalda, no me asusté sabía lo que iba a pasar y quizás fuera lo mejor que podía ocurrir.
--¿Desde cuando lo sabes?.
Sin volverme le contesté, quería conservar esa mirada cristalina, tierna, el recuerdo de sus labios sobre la piel, la respiración entrecortada del hombre, la calidez de su cuerpo atrapándome como una tela de araña. Quería al hombre y no a lo que ahora mismo fuera.
--Mírame. Vuélvete hacía mí.
--¡No!,  --dije rotunda, no me da la gana --. Haz lo que tengas que hacer y déjame en paz. Ya sabes lo que he hecho y en el fondo sabía que algo pasaría.
Extraño hasta el final, pensé que en algún descuido algún alma errante se cobraría la deuda, pero esto es tan ...y las palabras se quedaron enganchadas en algún lugar entre el estómago y la garganta, una risa lejos de todo humor sustituyó las palabras.
--¿Tienes miedo?, -- preguntó cual amante preocupado --.
--¡Esto es el colmo! – deja de susurrarme como si me amaras, como si sintieras lo que está pasando. ¿Os divertís mucho arriba o donde estéis, con la estupidez humana, verdad?.
--¡Mírame!, --su voz sonó como un trueno--. Perdóname, no quería gritar, pero todo esto me esta sacando de quicio. ¿Me tienes miedo?.
--Supongo que sí, pero ahora mismo estoy tan perpleja, que no sabría decirte.
--Entonces. ¿Por qué no me miras?.
--Porque quiero conservar al hombre y ahora no se lo que eres.
--¿Qué crees, que he cambiado de aspecto?.
Su aliento era tan cálido como sus palabras, respiraba sobre mi cuello y lentamente se iba acercando, presentía que de un momento a otro los labios resbalarían con deseo, bajando lentos sin prisa, calientes y dulces y vibré estremecida.
--Gabriel. ¿Qué eres?. ¿Ángel o demonio?.¿Quién me posee?.
--¿Quién quieres que lo haga?,-- respondió con la voz entrecortada --.
--Hazlo tú Gabriel, seas lo que seas.
--Esto no tenía que estar pasando, pagaré un precio por ello.
Fue lo último que alcanzaron a escuchar mis pecadores oídos., impreso en la pantalla del ordenador, la figura clásica del arcángel clásico y su leyenda.
Cayó suavemente sobre mí y sus alas se desplegaron como por arte de magia, envolviéndome con suavidad, su respiración acompasada y sus caricias me acompañaran en la eternidad.
   
 Y así es como un pueblo de fantasmas se transformó en un lugar conocido, un punto en el mapa que la gente señalaba y reconocía, se llenó de curiosos que deambulan las calles en busca de lo ocultó, lo extraño. Decidí quedarme para vigilar, mis ojos siempre permanecerían abiertos expectantes ante la mínima anomalía para evitar que vuelva la ignominia. -- ¡Si reconocen el lugar estaré encantada de acogerlos!--. ¡La curiosidad tiene un precio!, yo pagué el mío con mi vida, no quise seguir a Gabriel, él tenía sus propias cuentas que pagar.

El gran pino se bate en duelo con el beligerante viento que lo reta amenazando con sesgar el florido mocho que lo corona y si prestan atención adivinaran una silueta entre las sombras, en la torre de la iglesia, en lo más alto y otra más pequeña que olisquea el viento para avisarme de cualquier amenaza, alcen la mano y saluden. No duden ni por un momento que hallaran respuesta. ¡Porque no siempre todo lo que existe es visible!. 

                                                             -FIN-

 

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